"El buen toreo es el que se hace con sentimiento y pasión de enamorado"
Juan Belmonte
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Juan Belmonte
Con más de tres cuartos de plaza Barbastro acogió en la tarde de ayer su festejo por las fiestas en honor de la Natividad de Nuestra Señora. Una tarde en la que el diestro aragonés Imanol Sánchez logró cortar la friolera de tres orejas y abrir la puerta grande junto con El Galo.
Imanol se encontró con un primer oponente al que paró por verónicas bien ejecutadas con el mentón hundido antes de cerrarlo con una media bien rematada. Tras pasar el animal por su encuentro con el jaco, se dispuso el diestro maño a poner las banderillas en un tercio vibrante que conectó con los tendidos al grito de ¡Torero, Torero!. Tras brindar al público, se fajó con el toro en una faena que tuvo la suavidad en los toques como epicentro de la labor muletera. Desarrolló la mayor parte de la labor por el pitón derecho en series en las que siempre le planteó la muleta en la cara para tirar de la embestida del animal. Lo despachó de una gran estocada, pero el toro tuvo muerte de bravo y se agarro a la vida tardando en doblar. Cortó una oreja, y el bravo animal fue aplaudido en el arrastre.
Se encontró con un quinto toro, que no se definió de salida en el capote del torero zaragozano, que lo lidió con solvencia para colocarlo en el caballo. Posteriormente compartió un vibrante tercio de banderillas con El Galo conectando con los tendidos. Tras brindar el toro a Daniel Jiménez, dejó una notable faena a base de plantearle siempre la muleta al toro y tirar de él a base de darle el toque preciso. Subió el tono de la faena por el pitón zurdo, donde Sánchez logró romperse dejando cuatro naturales con la figura erguida y rematando hasta el final del embroque con el pico de la muleta. Lo mató de una buena estocada que le puso las dos peludas en la mano.
El Galo descerrajó también la puerta grande de Barbastro, tras cortar una oreja en su primer toro en el que puso las banderillas compartiendo tercio con Imanol Sánchez. Se fajó con su oponente en una faena a base de perderle pasos al toro. Destacó por encima el final de faena por molinetes calentando a los tendidos, y mató de una buena estocada que le puso la primera oreja en el esportón. Con el sexto tras pararlo con el capote, puso las banderillas con acierto, y desarrolló una faena en la que supo darle tiempos al toro entre pase y pase a base de esperarle y darle el toquecito para tirar de la embestida del de Camino de Santiago que no anduvo sobrado de fuerzas, pero tuvo nobleza. Mató de una estocada certera que le puso las dos orejas en las manos.
Serafín Marín se encontró con el lote menos propicio de la corrida (teniendo en cuenta que fue una corrida noble, pero a la que le faltó un punto más de motor en algunos toros). Al primero le ejecutó un vistoso quite desde los medios para conectar con los tendidos, y posteriormente desempeñó una notable faena a base de perderle pasos al toro, que no andaba sobrado de fuerzas y nunca terminaba los viajes en la muleta quedándose corto al final del embroque. El diestro catalán, lo vio rápido y fue dándole tiempos entre serie y serie para que el toro durase hasta el final. Se atascó con la tizona ante un toro que estaba ya completamente rajado, y no lo puso fácil para enterrar el estoque. Recogió una ovación. El cuarto fue un toro que se rajó ya desde salida, estuvo por encima Serafín, que nunca le perdió la cara y supo sujetarlo en la muleta para dejar un buen trasteo por ambos pitones a un animal que, a partir del segundo muletazo, siempre quería huir de la pelea. Finalmente pinchó de nuevo y todo quedó en una ovación.
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