Marco Pérez se llevó el mano a mano de Arles.

Manuel Román hizo ante su primero una faena con mucha torería, templanza y pureza, sobre todo por un buen pitón derecho del de Cuvillo. Remató con una certera estocada y arrebató la primera oreja de la tarde. Con su segundo dejó algún que otro matiz de toreo caro sin transmitir por la escasez de celo de su oponente siendo silenciado en esta actuación. Con su tercer y último novillo el novillero cordobés dio una lección de temple y clasicismo, toreo clásico de verdad con naturalidad a raudales por el pitón izquierdo sobre todo, la espada minimizó una faena de premio en una vuelta al ruedo.

Marco Pérez se enfrentó ante un segundo novillo desclasado y sin mucho que poder sacar, hizo una faena de importancia en tablas premiada con una calurosa ovación. Con el cuarto de Gallon que fue premiado con la vuelta al ruedo, el novillero salmantino sacó a relucir todas sus dotes artísticas y pintureras, faena importante de las que quedan para el recuerdo por su capacidad de estar a la altura y lucir a tan importante animal, largos trazos por el pitón derecho con el mentón encajado para hacer vibrar el coliseo galo. Con el sexto poco pudo hacer ante la escasez de fuerza, más que un inicio por doblones de gran importancia. Fue ovación.