
"El buen toreo es el que se hace con sentimiento y pasión de enamorado"
Juan Belmonte
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Juan Belmonte
La tercera corrida de la feria de Cali fue una de esas corridas soñadas, una corrida en la que se registró la que seguramente será la entrada más importante de la feria. En ella se lidiaron seis astados de Vistahermosa que no destacaron por su presencia, mas si por su juego, que fue excelente, siendo indultado el buen y noble 5º. Los espadas dejaron rasgos de toreo caro, así como gran belleza en cada trazo.
Luis Bolívar fue el único de la terna que tuvo que abandonar el coso de Cañaveralejo a pie, pues el torero colombiano no tuvo ante sí el mejor lote de la tarde, sin embargo cuajó grandes y templados derechazos de gran naturalidad y belleza. Estuvo sublime, y de no errar con la espada en su primero, se hubiera hecho con una oreja válida para unida a la de su segundo haber acompañado en hombros a la dupla. Pues a su segundo le endosó muletazos con los riñones metidos de gran importancia para arrebatar una valiosa oreja.
Alejandro Talavante hizo gala del gran momento por el que viene pasando en esta importante campaña para el pacense. A su primero lo cuajó de cabo a rabo, con grandes verónicas más que templadas y unos naturales de firma propia. Sin embargo, a su segundo toro le cuajó el alboroto, la plaza de toros de Cali transmutó en un auténtico manicomio. Inició la faena de rodillas en el tercio y ya con la enfundada mano izquierda tan propia suya hizo hervir a los tendidos, la despaciosidad hizo acto de presencia y la plaza enloqueció. El indulto fue concedido y Talavante remató por ceñidas manoletinas. Dos orejas más que meritorias.
Emilio de Justo mostró de nuevo que cuando uno se encuentra en un momento tan importante, da igual el astado que salga por la puerta de toriles, pues lo mete en la canasta sin dificultad aparente. Su primero fue un astado noble aunque sin apenas transmisión al que se supo sobreponer para ir poco a poco endosándole excelentes derechazos que hicieron creer en una importante faena, esta fue rematada por un estocadón en todo lo alto merecedor de otra oreja. Dos orejas de relevancia. Frente al sexto poco pudo hacer más que intentar sacar agua de un pozo seco, fue un toro que se rajó pronto, de tal forma que fue silenciado.
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