endidos llenos para ver la última de la feria del Pilar, la corrida de rejones como es de costumbre. Había expectación por el cartel y, sobre todo, por ver de nuevo a Ventura tras el rabo que cortó el año pasado.

Sergio Galán lidió con su habitual buen hacer a sus dos toros, unos buenos ejemplares de El Capea. En ambas faenas puso banderillas de forma pulcra y de frente, conectando con el tendido enseguida. Mató en ambas ocasiones arriba y a la primera, lo que posibilitó que cortara una oreja a cada uno de sus toros.

Diego Ventura dio, otro año más, una lección de toreo a caballo en La Misericordia. Clase magistral de doma y lidia, donde demostró que, pese a haber tenido bajas muy importantes en su cuadra en los últimos años, sigue en lo más alto de esto. En su primer toro se le fue el rejón muy atrás y eso le privó de tocar pelo, pero a su segundo lo mató en el sitio y se le concedieron las dos orejas, puerta grande.

Lea Vicens estuvo menos afortunada que sus compañeros. Se llevó un buen susto cuando el tercero de la tarde derribó a la amazona y a su caballo Bético, viviéndose momentos de verdadero peligro. Se supo reponer del susto y continuó en el ruedo. La gente estaba con ella, pero ni las banderillas fueron lucidas, ni los rejones de muerte efectivos. Ovación y silencio fue el saldo de la tarde de la francesa.