"El buen toreo es el que se hace con sentimiento y pasión de enamorado"
Juan Belmonte
Noticias
Juan Belmonte
Bilbao cerró su tradicional Semana Grande con una imponente corrida de Dolores Aguirre.
Damián Castaño puso a bailar a Corfú, diosa griega, pues el salmantino dio una tarde de auténtico mito. Una de esas tardes que siempre se rememoran. Castaño y sólo él, sabe cómo estuvo, y su expresión tras rodar el sexto de la tarde lo decía todo. Sonrisa de aurícula a aurícula, no era para menos. No sólo hizo frente a dos bisontes de Dolores, sino que lo hizo con poso, sin importar derramar la sangre por el agujero, sin mirar atrás, templado y pausado, ni en los momentos de arrebato se aceleró, fue una obra completa en la que con los más brutos mostró la mayor de las sensibilidades. Montera en la testa y a torear, recordando tiempos pasados, derechazos sublimes y naturales soberbios, rematados por una certera estocada, la misma que le arrebató otra oreja a su primero. En su sexto se le pidió la segunda y fue sin duda uno de los nombres propios de la Aste Nagusia.
López Chaves se fue de vacío en su despedida de Bilbao. Pero lo hizo con honores, enfrentó a un lote exigente, se le vio capaz, tenaz y con mucha ambición. El de Ledesma recopiló en la oscura y lluviosa tarde de Bilbao todo lo que ha sido su larga trayectoria : honradez (metió un bajonazo y pidió disculpas), profesionalidad (no estuvo mal colocado en ningún momento y fue el primero en saltar al percance de Castaño) y sobre todo, valor (hizo frente a un corridón de toros y no sólo no parecía que se despidiera, sino que parecía que se iniciaba). No fue una tarde de triunfo pero sí una de esas que se recordarán para siempre, hasta siempre Mingo.
Antonio Ferrera no tuvo su mejor día, también es cierto que Bilbao siempre ha sido exigente con él. Su primer toro fue un toro más que exigente al que tuvo que pasaportar entre las controversias del tendido. Sin embargo Bilbao no se enteró de lo que hizo al cuarto, quizá lo fue porque cayó un diluvio monumental y los bilbaínos se resguardaban bajo los tejados de los palcos. Pero es que el extremeño enfrentó con muchísima dignidad y solvencia al enorme cuarto, un toro voluminoso, con cara y musculado de 678 kilos en la báscula, toro que derribó al caballo y que para más inri enfrentó a Ferrera en medio de un diluvio que transmutó la oscura arena en rojizo barro. Tarde más que digna para un Ferrera que merece repetir tras estar a un nivel más que alto con unos toros muy exigentes.
Suscríbase a nuestro newsletter semanal. Toda la información del universo del toro en un solo email.
Copyright 2024 News Atlas. All rights reserved.