Santander acogió el segundo festejo de la feria con un llenazo espectacular, y lo más importante con un tendido de sol saturado de juventud.

Dicha juventud se volcó con otro torero que la está arrastrando, y es que Tomás Rufo fue el rotundo triunfador de la corrida. Estuvo sublime, realizó dos faenas de dos orejas cada una, pero los aceros la dejaron en dos en global. El toledano irrumpió con mucha fuerza en el coso cántabro. Cuajó dos faenas con hondura, poder y sobre todo, naturalidad toreando con la mano baja.

Miguel Ángel Perera estuvo cumbre, se le ha notado una evolución que ya venía trayendo desde la pasada campaña donde firmó una de las mejores de su carrera. En Santander entró por la vía de la sustitución y rozó la puerta grande. Fue una tarde redonda frente al peor lote de la tarde, sin ser malo pero no teniendo transmisión. El extremeño dejó dos buenas estocadas pero la tardanza en caer de sus oponentes le dejó sin puerta grande. Dejó los muletazos más largos de la tarde y el poderío sobre sus oponentes fue lo más destacado.

El Juli dio una lección magistral de torería, y es que el madrileño hace fácil lo difícil, la espada se llevó dos orejas, una a cada toro. Sin embargo estuvo por encima de sus toros llevando siempre la mano baja y pasándoselo realmente cerca, es un torero de Santander y las ovaciones que recibió lo hicieron ver enseguida.