Que preciosos fueron los toros de Saltillo de esta segunda corrida de Céret. Trapío, muchos pitones, sin duda «aquí estemos en Céret». Vimos unos primeros tercios de toros bravos o mansos, pero auténticos tercios de varas como nos gustan en esta tierra catalana. Quedo el misterio del quinto, la extraordinaria estampa de ese toro de Saltillo, fue sustituido por una cierta cojera. El palco pudo correr el riesgo de mantenerlo dado el físico de este saltillo y la calidad de los cuatro primeros. Lo sustituto un ejemplar de Los Maños poco interesante.

Sánchez Vara fue brillante en las banderillas. Su primer toro, exigente, le permitió destacar su coraje y su sentido de la lidia. Desgraciadamente el torero de Torrejón de Ardoz mató mal. El segundo con su nobleza exigió un toreo que no sea el de Sánchez Vara.

Damián Castaño ha hecho un enorme progreso. Estuvo muy interesante toda la tarde. Tras salir victorioso de su duelo con el muy serio y exigente segundo, le cortó una oreja de peso que le deberá abrir puertas en Francia y España. El sobrero de Los Maños no permitió mucho.

El tercero, que embistió por bajo con enorme clase y temple. Una oportunidad de oro que desaprovechó Maxime Solera. Como frente al último, muy abierto de cara y que igualmente dio opciones, aunque terminara soseando, el diestro francés dio pases, pero apenas dijo nada. Templado y vertical por momentos. El francés sigue teniendo problemas con el descabello.