La primera corrida de toros de Pamplona fue recibida con gran expectación y es que los toros de La Palmosilla eran los encargados de abrir la feria tras la novillada y la corrida de rejones después de una gran corrida la pasada feria.

Rafaelillo se mostró voluntarioso y con ganas de triunfar, pero poco pudo hacer ante un primer toro que mostró peligro pero que el murciano supo solventar con facultades lidiadoras. Con el segundo de la tarde cuajó boyantes tandas por el pitón derecho, pero pagó el peaje del toro de la merienda, el público no prestó atención a la gran labor de Rafaelillo.

Manuel Escribano hizo todo lo que se le puede demandar, desde el recibo a porta gayola a ambos toros, hasta grandes banderillas de poder a poder y al quiebro. Con la muleta cuajó dos faenas de gran importancia en las que les hizo de todo a sus oponentes, incluso con la mirada al tendido dejó pases más que pintureros. La espada se llevó la puerta grande del de Gerena.

Leo Valadez estuvo sublime y mostró una evolución ya mostrada en Las Ventas. Supo entender y exprimir las buenas embestidas de sus dos oponentes y como buen torero mexicano brilló por la variedad en quites. Dos faenas llenas de gusto, saber estar y templanza, gran tarde de Valadez que merece volver la próxima campaña.