Con tres cuartos de plaza se cerró la feria de Soria, gran ambiente en los tendidos para recibir a una excelente terna.

Alejandro Talavante abrió la tarde y enseguida se pudo apreciar que no iba a ser su día, pues fue el menos afortunado en el sorteo de toda la feria. Ninguno de sus toros dio opciones al triunfo, su primero apenas se empleó en la muleta y siempre teniéndolo que cuidar, y el cuarto más para un enfermero que un matador de toros. Fue un toro sin celo, transmisión y muy justa fuerza, aunque a pesar de todo se vio a ese Talavante renovado que lo cuidó y lo mimó para realizarle una buena faena. Resaltar la bochornosa actitud de un sector del público alcoholizado y sin intención de disfrutar de un Talavante que mostró ganas de triunfar en Soria, aunque cuando no se puede, no se puede.

Emilio de Justo realizó una tarde a gran altura, supo cuajar y entender sobre todo al notable quinto de la tarde que hizo gala del famoso dicho de que no hay quinto malo. Fue un toro con motor al que supo cuidar, le endosó series excelentes, una tras otra para mostrar el gran momento por el que pasa el torero extremeño,  gran tarde de Emilio de Justo.

Joselito Adame pudo haber sido un rotundo triunfador, pero la espada se llevó las cuatro orejas que tenía cortadas. A pesar de todo se pudo apreciar a un Joselito Adame arrebatado, muy renovado y con ganas de sorprender. Se mostró con solvencia por encima de todo, capaz de sobreponerse a las diferentes embestidas de sus oponentes y con una mano derecha al alcance algunos privilegiados, gran tarde del de Aguascalientes.