Mucha gente y mucho calor, más de 35 grados en el exterior delas cerradas Arenas que hacían por momentos insoportable la situación. Los abanicos no paraban en un revuelo que por momentos parecía como si se solicitara la oreja para algunos de los actuantes.

Con estas premisas se presentó Guillermo y realizó una primera labor muy técnica, muy el gusto del público luso donde la frontalidad y pureza en las reuniones fueron la base de una lidia sin tiempos muertos y acoplándose perfectamente a las condiciones del toro. Marcó la diferencia con las farpas iniciales, cuando montando a «Martincho» se colocó de plaza a plaza para enfrontilar al Charrúa y con un pequeño toque salir al pitón contrario. Dos farpas de mucha plasticidad, riesgo y de perfecta colocación, que ya marcaron en el público las intenciones del joven jinete. El peso del tercio de banderillas recayó sobre «Basajaun», elegante y arrogante en cada embroque, llegando a los terrenos y lugares donde el jinete solo tiene que bajar la mano para clavar al estribo. Hubo pasajes de galope de costado, pero muy cortos porque el toro, con muchos kilos para este calor, no tenía un galope muy continuado. Tras la buena actuación de «Basajaun», Guillermo fue por «Ilusión» para regalar dos banderillas más, atacando muy en corto, dando la ventaja al toro y saliendo toreando con el pecho del caballo. Buena presentación 2023 de Guillermo en Évora, después de lo cual, daría la vuelta al ruedo con el cabo de los Forcados locales y gran amigo suyo, Antonio Alfacinha.

Cerró el festejo Guillermo ante un toro con 600 kilos que a la postre fue el más grande del festejo. Un toro con mucha presencia, pero también con nobleza y transmisión que fue a confirmar la gran corrida que esta tarde presentó Charrúa en las Arenas de Évora. Un toro al que Guillermo cuajó desde un primer tercio muy templado a lomos de «Jíbaro», con muy buenas reuniones y buen toreo con la bandera. Comenzó el tercio de banderillas con «Ecuador» con dos quiebros en los medios, citándose sobre la boca de riego para sobre ella burlar la llegada del toro y clavar al estribo. Dos acciones eléctricas que dieron paso al valls que «Berlín» se marcó con el toro en forma de hermosinas y de toreo de costado. Especialmente ajustado cuando tocaba rematar con trincherazos por los adentros y cambiar el galope del toro. Una faena que parecía interminable porque tras tres banderillas, el público pedía más y Guillermo tuvo que repetir dos bises más. Al final una nueva vuelta triunfal al ruedo ahora en compañía del forcado Manuel Revisco, que realizó sin duda la mejor pega de la tarde.