"El buen toreo es el que se hace con sentimiento y pasión de enamorado"

Juan Belmonte

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ÉXTASIS FINAL CON LOS "VICTORINOS"

A poco minutos de comenzar la corrida, última de la Feria Real, el maestro Ruiz Miguel le profetizó a Victorino Martín que la tarde iba a ser para él. Y no se equivocó. Seis cárdenos en tipo de la casa, la mayoría cinqueños, con presencia de plaza de primera, protagonizaron una de las corridas más rotundas que se recuerdan en Las Palomas.

Antonio Ferrera fue durante toda la tarde la entrega absoluta, la honestidad del que sabe lo que es anunciarse con los cárdenos. Con el que abrió plaza, toro armónico y tocado de pitones, el extremeño se inventó una faena de largometraje. El victorino colocaba siempre el morro por los suelos, aunque rebañaba por las corvas. Antonio insistió hasta lograr dos series finales al natural de mucha profundidad. Cortó una oreja tras estocada desprendida. Pero el éxtasis llegó en el cuarto. Veronés y Ferrera se encontraron para escribir una página de oro. De salida ya vaticinó lo que terminó siendo, un gran toro. Lo puso muy lejos Ferrera en el caballo y este se arrancó con bravura antes de quitar a la verónica por el pitón izquierdo. Cambiado el tercio, Ferrera protagonizó un hecho insólito. Subió al tendido para brindarle la faena al maestro Ruiz Miguel.

Y del tendido al ruedo para iniciar por naturales. Era el pitón del toro el que daba para una entrada de un cortijo. Ferrera lo hizo y lo exprimió a cámara lenta. De autentico lio. La parroquia comenzó a subir de decibelios para perdonarle la vida al animal. El palco no tuvo otra que asomar el pañuelo naranja y Algeciras enloqueció con lo vivido. Ferrera dio la vuelta al ruedo junto a Victorino y al mayoral.

Escribano también se sumó a la fiesta. Recibió al segundo con una larga en el tercio. El victorino, entipado y serio por delante, echaba las manos por delante por su falta de fuerzas. Una pena porque guardaba calidad por dentro. El de Gerena tiró de oficio en un trasteo muletero a media altura y sin exigencias. Saludó una sonora ovación desde el tercio. A portagayola se fue a recibir al quinto, otro gran cárdeno de victorino que pasó como un tren. Tras un variado tercio con los rehiletes, Escribano estructuró una faena solvente y de mérito. El toro era boyante y embestía con el hocico haciendo surcos en la arena, hasta que Escribano lo apretó. Fue en ese instante cuando hizo dos amagos de quererse ir. Una media bien situada le valió para la concesión del doble trofeo y la vuelta al ruedo al toro. Merecida por supuesto.

Pacheco volvía tras algo más de un año de parón. Se le vio dispuesto y decidido a pesar del corto bagaje que atesora. El tercero, abierto de cara y con pitón izquierdo como garfio, lo puso aprueba. Pacheco arrancó el trasteo llevándoselo al tercio. A partir de ahí comenzaron las dudas. No se la dejaba muerta en la cara y el toro se fue orientando cada vez más. Eso sí, el linense nunca tiró la toalla. Lo mejor fue la estocada en todo lo alto que le permitió cortar una oreja.

El sexto fue un tío. Muy guapo de lámina, aunque salió con poco fuelle. Pacheco inició el trasteo por bajo hasta sacárselo a la boca de riego. No lo podía obligar en exceso pues cuando lo hacia el cárdeno claudicaba de manos. Estuvo dispuesto y decidido. Obtuvo una oreja más tras estocada y un uso del descabello. Al final, todos a hombros y el público salió enloquecido de “Las Palomas”. ¡Qué bonito es el toreo!

Corrida de Toros :
Algeciras :
Toros : Victorino Martín : De buena presencia y buen juego. El 4º fue indultado y el 5º fue premiado con la vuelta al ruedo.
– Antonio Ferrera : Oreja y Dos orejas y rabo de indulto.
– Manuel Escribano : Ovación tras petición y Dos orejas.
– Miguel Ángel Pacheco : Oreja y Oreja tras aviso.
Asociación Nacional de Fotógrafos Taurinos