
"El buen toreo es el que se hace con sentimiento y pasión de enamorado"
Juan Belmonte
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Juan Belmonte
Se vivió con intensidad la suerte de varas en la Concurso de Vic-Fezensac. Destacando el toro del Conde de la Corte con dos puyazos de punta a punta de la plaza y empujando con codicia debajo del peto. Brilló también el toro de Villamarta, el presidente nos privó de una cuarta vara, y bravos en el caballo Saltillo y Couto de Fornilhos. Sin casta el toro de Santa Teresa y una mala lidia al de Yonnet que impidió el lucimiento.
El abreplaza salió frío en el capote de Sánchez Vara. Tomó cuatro buenos puyazos empujando y siempre a más. Banderilleó el matador destacando el segundo par y el tercero al violín. Con la franela no terminó de apostar el torero con las veinte buenas embestidas del toro. Un bajonazo infame puso fin a la primera actuación. Ante el cuarto de la tarde, todo pasó ante la máxima indiferencia. Se venía de un tercio de varas brillante del tercero y se vivió un toro sin casta ni emoción. El toro de Santa Teresa fue noble, pero sin codicia ni bravura. Sánchez Vara paso el trámite pensado más en la justificación que en el triunfo.
El segundo de la tarde llevaba el hierro de Villamarta, a la postre fue el mejor en la muleta, pero antes se vieron tres puyazos que empujó a la cabalgadura, no pagó la mala lidia que sufrió demostrando su bravura. En el último tercio, Adrián de Torres intercalaba muletazos de calidad por enganchones y la faena no terminó de romper con la sensación de que al toro se le pudo sacar más limpieza y buenos momentos con la pañosa. Recibió una voltereta fuerte mientras cuadraba para matarlo. El quinto fue del hierro francés de Yonnet, con una cara de las que quitan el hipo. Adrián de Torres se la jugó con un valor seco llegando a sacar naturales de mucho mérito, no hubo ligazón en la faena, pero si emoción por la quietud del espada, que demostró valor y ganas, pero ausente de técnica para poder ligar en esos terrenos, en el primer tercio el toro de Yonnet se hizo el amo del ruedo, empujó en el caballo, pero la mala lidia nos impidió ver todo lo que tenía dentro.
En el tercero, se vio un emocionante tercio de varas. Frío y abanto salió el toro del Conde de la Corte. Una vez que sintió el hierro de la puya, se calentó como el acero. Tres puyazos con empuje y bravura. Dos de ellos desde la misma puerta de toriles y el culo pegado en las tablas, la emoción y la bravura tuvieron premio. Gómez del Pilar inicio su trasteo doblándose con el toro, con torería y gusto. Pero el toro se aflojo tras ese inicio y los primeros tercios. Llegó a embestir con ritmo y humillación con la izquierda, Del Pilar mostró su oficio, pero la faena nunca se levantó. Algo similar ocurrió con el sexto, protestado de salida por su justa presentación, el toro de Couto de Fornilhos se empleó en el caballo para llegar pegado al piso en la muleta. Generoso fue Gómez del Pilar sabiendo donde estaba y mostrándolo en el caballo, quitó por chicuelinas con una gran media. Con la muleta lo enseño y a matar, para escuchar una ovación como premio a su generosidad.
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