"El buen toreo es el que se hace con sentimiento y pasión de enamorado"
Juan Belmonte
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Juan Belmonte
Tomás Rufo ha logrado abrir la Puerta del Príncipe por segunda vez en su corta carrera como matador de toros, consolidándose así como uno de los jóvenes con mayor proyección. Lo hizo gracias a un buen lote de toros de Jandilla que le permitieron sacar a relucir las virtudes de su toreo, en especial el temple y la profundidad, que volvieron a conquistar al público sevillano, que le premió con las tres orejas necesarias para descerrojar la puerta de la gloria. Manzanares y Pablo Aguado se fueron de vacío en una tarde dominada por Rufo de principio a fin.
José María Manzanares estuvo entonado de capa en el toro que abrió plaza. El de Jandilla se movió bien en la muleta y el alicantino ligó series con ambas manos, logrando mayor acoplamiento en la fase final de la faena con dos series con la mano derecha templadas y ligadas. Mató de estocada y fue ovacionado.
Pablo Aguado se gustó con el capote en el segundo de la tarde, dejando lances lentos y largos. Pero el toro fue devuelto y en su lugar salió el sobrero. Lo más notable con el capote fue un quite de Rufo al que Pablo respondió por chicuelinas. A la muleta el de Jandilla llegó rajado y por mucho que lo intentó Aguado no hubo posibilidad de lucimiento. Mató de estocada casi entera.
Tomás Rufo fue el dueño absoluto de la tarde. Mostró una determinación sin fisuras de principio a fin que le llevó al triunfo final. Recibió animoso al tercero, sobresaliendo en remate a una mano sobre la cadera. Comenzó la faena toreando con las dos rodillas en tierra. Ya de pie, ligó muy bien con la derecha bajando mucho la mano. Hubo dos series así y una al natural llevando largo al toro y engarzando los muletazos con gran sentido del temple. Volvió a la derecha y redondeó una faena de gran nivel que fue premiada con dos orejas después de la buena estocada con que la refrendó.
Medido de fuerza estuvo el segundo de su lote, al que José María Manzanares toreó con suavidad y componiendo muy bien con la derecha. El toro claudicaba al final de las series y deslucía un conjunto estético. Intentó matar en la suerte de recibir y después pinchó reiteradamente.
Pablo Aguado dio una media de cartel en el recibo al quinto. Destacó en banderillas Juan Sierra. Pablo comenzó la faena muleta con naturalidad, dibujando bellos muletazos con la mano izquierda. Abrió al toro a los medios y le dio una serie muy buena al natural, pero a partir de ahí el de Jandilla se paró y no le dejó seguir. Insistió el sevillano pero sin resultado. Mató de pinchazo y estocada.
Al sexto lo entendió muy bien Tomás Rufo. Primero lo templó bien con la derecha pero fue al natural cuando brilló más y alcanzó la cima de la faena. Por ese lado dio muletazos interminables, enroscándose la profunda embestida del Jandilla en la cintura cerrando un círculo completo. Rufo entendió muy bien a este toro y lo aprovechó para redondear el triunfo. Se volcó en la estocada y logró el objetivo de cortar una oreja que le devolvía la gloria de la puerta grande de Sevilla.
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