"El buen toreo es el que se hace con sentimiento y pasión de enamorado"
Juan Belmonte
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Juan Belmonte
Roca Rey se ha reafirmado esta tarde como uno de los grandes triunfadores de la Feria de Abril al cortar dos orejas -una a cada toro- en la corrida de Victoriano del Río, un ganado del que se esperaba más y que no dio el juego apetecido. El peruano se impuso a sus dos toros en dos faenas importantes que conectaron bien con el público y le llevaron al triunfo. Sebastián Castella, que reaparecía ante la afición sevillana, y Juan Ortega, que agotaba su segunda comparecencia en la Feria, no pudieron puntuar.
El primero de la tarde manseó y se frenó en el capote de Sebastián Castella, que lo sacó a los medios con oficio. El toro siguió muy suelto en banderillas, sobresaliendo la bella forma de cerrarlo en tablas de Jose Chacón a una mano. Castella firmó un precioso comienzo de faena por abajo que puso en alerta a la plaza. Supo encelar al toro y recogerlo en la muleta, dibujando derechazos limpios y estéticos. Cambió a la zurda y por ahí el toro acusó más la mansedumbre, teniendo que volver a la diestra, por donde se tragó una tanda más antes de rajarse definitivamente. Mató de estocada y descabello y fue ovacionado.
El segundo de la tarde apretó de salida e impidió el lucimiento de Juan Ortega con el capote. Recibió dos puyazos y salió frenándose del caballo. En la muleta embistió muy descompuesto y de forma violenta. Ortega aplicó suavidad e intentó arreglar problemas, logrando correr la mano con buen trazo en algunos momentos. Pero se trataba de un toro completamente a contra estilo que no le facilitó la labor. Mató al tercer intento y fue silenciado.
El tercero también salió manseando. No hubo nada de capa y tuvo que ser picado por el picador que hacía puerta, que le recetó un buen puyazo. Castella le hizo un quite que tuvo chicuelinas, tafalleras y un bonito remate de larga. Se lució en banderillas Antonio Chacón. Roca Rey comenzó la faena en los medios sin probaturas, ligando dos series diestras de dominio y mano baja. La siguiente fue al natural igualmente dominadora, rematada con molinete y buen pase pecho. Roca Rey impuso su mando a un toro que terminó cantando la gallina. Había hecho mérito para el triunfo. Mató de estocada y cortó la primera oreja de la tarde.
El segundo del lote de Sebastián Castella manseó de salida y fue picado en la puerta, derribando al caballo. Otro toro que llegó a la muleta embistiendo sin clase, con aspereza. Castella estuvo firme y lo intentó por los dos pitones sin poder sacar nada en claro por la mala condición del animal a pesar de su insistencia.
El quinto fue un toro sardo de llamativo pelaje pero de mucha envergadura. No sirvió para el toreo de capa y Juan Ortega firmó un precioso comienzo de faena doblándose con mucha torería. Después intentó el toreo con la derecha y el toro duró apenas dos series antes de rajarse. Intentó buscarle las vueltas y de hecho le sacó todo el partido posible, corriendo la mano con gusto en algunos muletazos sueltos. Pero no pudo componer faena.
No quiso ver capotes el sexto de salida y manseó en los primeros tercios. Roca Rey apostó por él y comenzó la faena con estatuarios sin inmutarse. Después se empleó en empujar hacia delante a un animal que no se empleaba, embistiendo siempre con la cara a media altura. Tiró de oficio y raza el peruano y lo hizo todo, provocando un arrimón final que puso la plaza de pie por su verdad y creó ambiente de triunfo. Mató de estocada y descabello y cortó otra oreja.
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