
"El buen toreo es el que se hace con sentimiento y pasión de enamorado"
Juan Belmonte
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Juan Belmonte
El Cid anduvo con gran facilidad durante toda la lidia, quizá en algunos momentos algo confiado pero a un nivel excelente que ya se vio desde el capote. Con la muleta destacó sobre todo con la mano izquierda, esa mano que tanto dio al diestro de Salteras, gran faena del sevillano, que se vio emborronada por una estocada caída y trasera. Vuelta al ruedo.
Manuel Escribano recibió a un exigente toro, la clásica alimaña de Victorino Martín. Dejó grandísimos pares de poder a poder en banderillas. Con la muleta Escribano dio muletazos de gran importancia, sometiendo a un astado por nombre «Portero» que puso grandes complicaciones al de Gerena. Se impuso Escribano y al igual que El Cid, perdió la oreja con la espada tras dejar una estocada muy trasera. Ovación.
Emilio de Justo brindó a El Cid y empezó una faena de mucho poder, sometió al astado de la A coronada para cuajar una faena de más a menos. Gran faena en la que el extremeño conectó enseguida con unos tendidos entregados por la importancia de cada muletazo. Dejó una gran estocada. Oreja.
El Cid llevó hasta los medios con el capote por abajo a un bravo cuarto con gran humillación y motor desde salida. Destacó un gran par de Lipi, apuradísimo del que De Justo le sacó, saludó montera en mano. Con la muleta El Cid dio unos muletazos con la mano izquierda de bandera. Gran faena, dejó una estocada levemente trasera pero efectiva. Oreja.
Manuel Escribano se fue a porta gayola en el inicio de su faena, y posteriormente dejó buenas verónicas. Brilló en banderillas como viene siendo habitual en el sevillano. Con la muleta ya se apreció en los inicios las buenas embestidas y nobleza heredadas de su padre, «Cobradiezmos». Gran faena del de Gerena que entendió a la perfección a su oponente igual que entendió a su padre años atrás. Excelentes embestidas y grandiosos y despaciosos muletazos, faena de cante grande. Dejó una estocada en todo lo alto. Dos orejas tras aviso.
Emilio de Justo hizo gala de facultades lidiadoras, frente a un sexto toro protestado por sus caídas constantes y a su vez, cierta descoordinación. A pesar de todo creyó en el toro, intentó entenderlo, lo logró. Pues sacó embestidas impensables con todas sus dificultades, gran faena del extremeño. El fallo con los aceros, le privó de pasear una importante oreja. Ovación.
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