Rui Fernandes anduvo con solvencia y saber estar sobre todo con su segundo oponente al que tuvo que hacer frente a base de lidia. A su primero sin embargo, lo cuajó de principio a fin dejando sus típicos matices de pureza.

Diego Ventura dejó una tarde de bandera en la que destacó la espectacularidad a caballo con «Nazarí», pues el público se embraveció a base de momentos de alta tensión por parte del caballero hispano-luso. Cortó dos rabos tras matar a ambos al primer encuentro.

Guillermo Hermoso de Mendoza dejó claros sus principios y sus bases del toreo a caballo, sobre todo en su primer oponente. Al que realizó una lidia siguiendo los cánones del toreo a caballo, lo que viene a ser matar de frente, dar ventajas al astado y clavar el rejón de castigo al quiebro de salida, por desgracia tan olvidados en el rejoneo pero que el estellés respeta. Soberbia fue su actuación al segundo que por la tardanza de caer el astado perdió el rabo.