Festejo triunfal el vivido en la feria de Ambato de este sábado en el que los actuantes abrieron la puerta grande. Pero el momento más álgido llegó con Noé Gómez del Pilar. No tuvo opciones con su primero pero acabó indultando al último de la tarde. Este sexto permitió al torero de Madrid dibujar lo mejor del toreo a la verónica tras una larga cambiada de recibo. Los doblones por el pitón derecho fueron de temple y poderío. Poco a poco el diestro fue metiendo al burel en la canasta y merced a su buen quehacer potenció las buenas embestidas del toro, especialmente por el pitón derecho. El temple y las cualidades del torero fueron entusiasmando de modo paulatino al público que, metido en faena, pidió con fuerza el indulto al que la autoridad accedió. Dos orejas y rabo simbólicos que Gómez del Pilar paseó entre las ovaciones generales.

Juan Leal era nuevo en esta plaza. Recibió a su primero, de bonitas hechuras, con verónicas cosidas con chicuelinas. Quite vistoso por saltilleras y una faena de muleta que empezó con cambiados por la espalda en los medios de gran conexión seguida de tandas por la mano derecha que correspondieron a la mejor condición de la res por ese pitón. Aún así hubo naturales y circulares y luego el toreo de cercanías que tanto arrebato logra en el tendido. Estocada media y tendida y oreja.

En su segundo puso todo de su parte para exprimir las mezquinas embestidas del toro que se fue a tablas y se paró, con base a porfía, un arrimón y alguna cogida sin consecuencias. Arrancó Leal una oreja luego de una estocada caída.

El rejoneador Álvaro Mejía estuvo animoso pero impreciso con su primero, con el que se lució en pasajes templados. Con el cuarto el rejoneador quiteño dio una lección de su cabal aprendizaje y excelente monta y realizó una faena entonada de principio a fin con buenas banderillas al quiebro, piruetas celebradas y levadas para citar de lejos a un toro que se rajó, pero al que el caballista le sacó gran partido en medio del entusiasmo de la parroquia. Luego de dos banderillas cortas mató defectuosamente pero el público desbordado de alegría pidió y consiguió las dos orejas que Mejía paseó en medio de ovaciones.