La plaza de toros de León acogió la segunda corrida de feria registrando tres cuartos de plaza. Se lidiaron siete toros de Villa Carmela y uno de Julio Delgado cuya presencia fue desigual y el comportamiento no dio lugar a la creación de faenas con cierta rotundidad. De la terna lo más destacado vino de la mano del galo Sebastián Castella que mostró gusto y poso ante sus dos toros y posteriormente también ante el de regalo, vino entregado y de tener más ayuda de sus oponentes hubiera dado una tarde más rotunda si cabe. Por otro lado el mexicano Héctor Gutiérrez volvió a mostrar su concepto basado en la pureza y la rigidez de un toreo con barbilla encajada y riñones metidos, dio una meritoria vuelta al ruedo. Finalizó la tarde Arturo Gilio quien mostró credenciales para dejar patente el nacimiento de un torero con cosas importantes que decir.